viernes, 16 de noviembre de 2018

Las cartas de amor de Manuela Sáenz a Simón Bolívar

Las cartas de amor de Manuela Sáenz a Simón Bolívar


Publicado: 2014.11.06 - 20:10:21   /  web@renciclopedia.icrt.cu  /  Lázaro Sarmiento Sánchez
  
“General Simón Bolívar. (P) Señor mío, mi amor: No me basta decir te quiero; por eso lo escribo, por la necesidad y el apremio de mi pecho. Quiero grabarlo en las nubes, en el cielo de mi Quito quiero; en el Pichincha es mi anhelo, y en su Colombia como una antorcha, inundada de luz por nuestro amor y por la gloria. Lléveme con usted al mismo abismo, donde grito y ruego que lo quiero. Deje usted allí crecer mis besos y esos besos suyos bajo el sol de la esperanza y en silencio, como crecen las flores en esa tierra suya donde vieron nacer su hombría y sus desvelos. (P) Su Manuela”.

Sin lugar a dudas, el epistolario “Las más hermosas cartas de amor de Manuela a Simón”, nos revela una pasión de amor desenfrenado entre estos dos protagonistas de la historia de Nuestra América.

En ellas se presentan los detalles amorosos, las palabras de encanto y la emoción intensa que, desde el primer encuentro, se estableció entre la valiente, culta, hermosa y temeraria quiteña, y el héroe triunfante.

En su verbo es posible percibir al Bolívar varón encantador, galante, rendido ante la belleza de la mujer que embelesó su corazón y coronó su gloria con la verdad más sencilla de la vida: El amor. En una de sus cartas le escribe Manuela al Libertador:

“Muy señor mío. (P) Mi genio, mi Simón, amor mío. Amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos daría hasta mi último aliento, para entregarme toda a usted con mi amor entero; para saciarnos y amarnos en un beso suyo y mío, sin horarios, sin que importen el día y la noche y sin pasado, porque usted mi señor es el presente mío, cada día, y porque estoy enamorada, sintiendo en mis carnes el alivio de sus caricias. (P) Le guardo la primavera de mis senos y el envolvente terciopelo de mi cuerpo, que son suyos. (P) Su Manuela”

Para el destacado intelectual venezolano Luis Britto, la paradigmática correspondencia entre Manuel y Simón es poco conocida y merece ser difundida, sobre todo entre los jóvenes, para que comprueben la capacidad humana de revolucionarios de esa talla, con similares dimensiones de amantes sin límites. Dice Luis Britto, que en sus cartas Manuelita, demuestra ser una fina literata, capaz de traducir en palabras los más sutiles sentimientos y conceptos:

“General Simón Bolívar. (P) Mi amor: yo me siento muy afligida por la circunstancia de usted. No puedo más con mi pasión que lo venera a usted. Ya conoce mis sentimientos y todo lo que es para mí. Me reanima saberlo dentro de mi corazón. Lejos mi libertador no tengo ni descanso ni sosiego; solo espanto de verme tan sola sin mi amor de mi vida. Usted merece todo; yo se lo doy con mi corazón que palpita al pronunciar su nombre. (P) Manuela, que lo ama locamente”.

Los que han leído el epistolario “Las más hermosas cartas de amor de Manuela a Simón”, saben que en cada página vibra la pasión y el amor. Del talento literario y goce expresivo de Bolívar dan cuenta fragmentos tales como: “Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también quiero verte y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los contactos”.

Muchas de las cartas y documentos publicados en este volumen, hasta hace muy poco, eran prácticamente desconocidos en Venezuela. Una buena parte están tomados de los papeles salvados que Carlos Álvarez editó en Ecuador y los dio a conocer al mundo.

En otra de sus misivas Manuelita, expresa a libertador: “Por su amor seré su esclava si el término amerita, su querida, su amante; lo amo, lo adoro, pues es usted el ser que me hizo despertar mis virtudes como mujer. Se lo debo todo, amén de que soy patriota”.



Las 35 mujeres de Simón Bolívar


Las 35 mujeres de Simón Bolívar



Julio 26, 2015 - 12:00 a.m. 
Por: Redacción GACETA.

En 47 años de vida, al Libertador se le conocieron 35 mujeres, aunque los indicios apuntan a que fueron muchas más. Y es que luego de la muerte de única esposa, María Teresa Toro, no concibió su vida sin ellas. Historia bajo las sábanas.

Bolívar no era un hombre apuesto, de eso no cabe duda. Ahí están para comprobarlo centenares de imágenes que quedan de él: retratos al óleo y dibujos que muestran a un hombre poco fornido y sin los cabellos rubios que para la época completaban el estereotipo de hombre guapo.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios era, en realidad, un hombre delgado, que medía escasos 1.67. Sin embargo, tenía una característica que pocos, tanto mujeres como hombres, podían ignorar: su mirada intensa y penetrante con la que prácticamente hablaba.

Esa mirada, sumada a su elegancia y su exquisita forma de expresarse parecen haber sido la clave del éxito del prócer en las artes amatorias. Así lo revela Eduardo Lozano en su libro ‘Bolívar, mujeriego empedernido’, recientemente publicado por Intermedio Editores, y en el que da cuenta de una faceta muy comentaba pero poco conocida del libertador: su afición por la mujeres.

Biólogo de profesión, pero aficionado a la mitología griega y a la historia patria, Eduardo cuenta que venía leyendo desde hace mucho tiempo sobre la vida de Bolívar y de otros próceres, y se encontró con algo muy particular. “Me pareció curioso que el aspecto erótico del Libertador no lo tratara ningún escritor en una forma amplia, sino más bien de manera tangencial. Pensé que no lo habían hecho por miedo a desmitificar la figura de Bolívar o porque lo consideraban un tema frívolo. Fuera por una razón o por la otra, a mí me pareció que valía la pena tener en un libro esta información tan dispersa”, cuenta.

Dedicó entonces un año y medio a releer sus biografías, a revisar documentos, a buscar entre artículos periodísticos y descubrió varias cosas. Que Bolívar tuvo 35 mujeres, al menos de las que quedan registros. Que no fueron pocas las que no pudo conquistar, como una bailarina italiana y, sí señor, una de las hermanas Ibañez. También que hay evidencia de que tuvo hijos, aunque, dice, eso es harina de otro costal.

Eduardo, si Bolívar murió a los 47 años, y en total hay cuenta de 35 mujeres que pasaron por su vida, quiere decir que no perdió el tiempo en la cama, el Libertador…
En efecto se estima que por la vida de Bolívar pasaron 35 mujeres, pero pudieron haber sido muchas más. Y es que resulta que él empezó desde muy joven en su conquista con las mujeres. Siendo un adolescente se fue a Europa porque era una persona muy rica que había heredado una fortuna grande de su padre. Y ya desde antes de marcharse se le habían conocido algunas conquistas. Él no concebía que pasara mucho tiempo sin tener una mujer a su lado. Sin embargo, resulta paradójico que no le gustaran las relaciones prolongadas, sino más bien cortas. Lo suyo eran los amoríos.

Siendo tan mujeriego, ¿qué significó para él su esposa María Teresa Toro?

A ella la quiso de una manera muy pura, muy romántica. Se casaron en Madrid y regresaron a su tierra, Venezuela, a radicarse en su finca de San Mateo. Pero a los 8 meses ella murió. Bolívar quedó desolado y prometió que no se volvería a casar, y lo cumplió.

Y entonces ¿cómo resultó tan mujeriego?

Pues es que era un joven con muchos arrestos hormonales, y tenía que desfogarse. Así que se aficionó a las conquistas amorosas. Eso le duró toda la vida. Prácticamente hasta antes de morir tuvo ese inmenso afán por conquistar mujeres.

¿Puede decirse que Manuelita Saénz fue la mujer más importante en su vida?

A Manuelita se la encontró en 1822 en Quito y desde entonces tuvieron una unión muy apasionada. Ambos se quisieron locamente pero él no la quiso hacer su esposa sino que era su concubina, su amante. Es claro que estando con ella, él tuvo otras amantes. Y parece que ella lo sabía y le peleaba muchas veces por eso.

En todo caso fue un romance muy discontinuo, no solo por la presencia de otras mujeres sino por las batallas que emprendió el Libertador, por su gesta independentista. Pero la verdad es que Manuelita avivaba constantemente esa relación y luchaba como concubina su derecho a ser su amante. Finalmente Bolívar se aferró mucho a ella.

Si la relación duró 8 años, ¿por qué no tuvieron hijos?

Parece que Manuelita era estéril. No encontré un testimonio médico que lo compruebe, pero un historiador colombiano que ya murió sostiene que ella tenía ciertas deformaciones en sus órganos reproductivos que le impedían tener hijos.

¿Hubo mujeres que Bolívar no pudo conquistar?

Sí, claro. Algunas se negaron. Una de ellas fue Marina, una bailarina que conoció en Milán y de la que él se enamoró. Pero no logró que cayera en sus redes. Otra fue una de las ibañez. Bien sabido es que Bolívar tuvo amores con Nicolasa Ibañez estando en Ocaña. 

Pero posteriormente, cuando él vino a Bogotá ya triunfante después de la Batalla de Boyacá, quiso tener relaciones con la hermana Bernardina, pero ella no accedió. Hay cartas en las que él le insiste, pero ella no quiso nunca tener una relación con él.

¿Y qué tan bueno era Bolívar escribiendo cartas de amor?

Mucho. Su actividad epistolar fue muy intensa, no solo en el campo amatorio sino en el campo político. Además de escribirlas él, tenía la capacidad de dictar a sus amanuenses, simultáneamente a dos o tres, cartas sobre diferentes temas. Particularmente con Manuelita tuvo un intercambio epistolar bastante intenso y muy interesante. En el libro cito varias de ellas.

Denos un avance de una de esas cartas que muestran a ese Bolívar enamorado…
Hay un aparte muy diciente, no solo de su amor por Manuelita, sino del carácter erótico de Bolívar, en la que le dice: “No te vayas, ni siquiera con Dios mismo. Yo también quiero verte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los contactos”. Esa es una frase profundamente erótica, sin duda inspirada por Manuelita y la pasión que los unía.
Siempre se ha dicho que Bolívar no era un hombre muy guapo. ¿Cuál era la clave de su éxito con las mujeres?

Aunque era un hombre bajito, de 1.67 de estatura y no era ni fornido ni rubio, como era el estereotipo de hombre guapo para entonces, existen muchos conceptos de la época en los que se dice que Bolívar tenía una mirada muy intensa y muy penetrante. Él se valió de esa mirada para conquistar a todos los que lo rodeaban: a ellas en el campo amatorio y a los hombres en sus gestas.

Sumado a esto, Bolívar era un hombre con una amplia educación que utilizaba muy bien el idioma; se expresaba muy bien. Sabía halagar y exaltar a las mujeres, las piropeaba. Eso a cualquier mujer le llama la atención. En definitiva era un hombre muy culto.

Aparte de eso le gustaba siempre estar bien presentado, bien vestido y perfumado. Se sabe que Bolívar gastaba mucho dinero en agua de colonia.
Además tenía algo a su favor, el poder. Dicen que el poder seduce…

Cuando empezó a ser la figura que fue, por su puesto que su fama se acrecentó. Al pueblo que llegaba lo recibían con enorme júbilo y agasajos. Sí, muchas mujeres cayeron seducidas por la figura pública en la que se convirtió.

Con tantas mujeres, algún hijo debió tener Bolívar…

Todavía hay una polémica sobre si Bolívar fue estéril o no. Él le dijo en una ocasión a Luis Perú de Lacroix, estando en Bucaramanga mientras esperaba los resultados de la Convención de Ocaña, que no era estéril y que tenía pruebas de ello. Habrá que creerle, pues nunca le dijo cuál era el hijo.

Otro año, estando en Lima, expresó que tenía un hijo. Y sí hay una partida de bautismo de un hijo de él que supuestamente tuvo con una mujer en Bolivia.

También hay otras sospechas de que tuvo más hijos. Sin embargo, esa es harina de otro costal, y los remito a un libro que se llama ‘Los hijos secretos de Bolívar’, de Antonio Prada.