“General
Simón Bolívar. (P) Señor mío, mi amor: No me basta decir te quiero; por eso
lo escribo, por la necesidad y el apremio de mi pecho. Quiero grabarlo en
las nubes, en el cielo de mi Quito quiero; en el Pichincha es mi anhelo, y
en su Colombia como una antorcha, inundada de luz por nuestro amor y por la
gloria. Lléveme con usted al mismo abismo, donde grito y ruego que lo
quiero. Deje usted allí crecer mis besos y esos besos suyos bajo el sol de
la esperanza y en silencio, como crecen las flores en esa tierra suya donde
vieron nacer su hombría y sus desvelos. (P) Su Manuela”.
Sin lugar a dudas, el epistolario “Las más hermosas cartas de amor de
Manuela a Simón”, nos revela una pasión de amor desenfrenado entre estos
dos protagonistas de la historia de Nuestra América.
En ellas se presentan los detalles amorosos, las palabras de encanto y la
emoción intensa que, desde el primer encuentro, se estableció entre la
valiente, culta, hermosa y temeraria quiteña, y el héroe triunfante.
En su verbo es posible percibir al Bolívar varón encantador, galante,
rendido ante la belleza de la mujer que embelesó su corazón y coronó su
gloria con la verdad más sencilla de la vida: El amor. En una de sus cartas
le escribe Manuela al Libertador:
“Muy señor mío. (P) Mi genio, mi Simón, amor mío. Amor intenso y
despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos daría hasta mi último
aliento, para entregarme toda a usted con mi amor entero; para saciarnos y
amarnos en un beso suyo y mío, sin horarios, sin que importen el día y la
noche y sin pasado, porque usted mi señor es el presente mío, cada día, y
porque estoy enamorada, sintiendo en mis carnes el alivio de sus caricias.
(P) Le guardo la primavera de mis senos y el envolvente terciopelo de mi
cuerpo, que son suyos. (P) Su Manuela”
Para el destacado intelectual venezolano Luis Britto, la paradigmática
correspondencia entre Manuel y Simón es poco conocida y merece ser
difundida, sobre todo entre los jóvenes, para que comprueben la capacidad
humana de revolucionarios de esa talla, con similares dimensiones de
amantes sin límites. Dice Luis Britto, que en sus cartas Manuelita,
demuestra ser una fina literata, capaz de traducir en palabras los más
sutiles sentimientos y conceptos:
“General Simón Bolívar. (P) Mi amor: yo me siento muy afligida por la
circunstancia de usted. No puedo más con mi pasión que lo venera a usted.
Ya conoce mis sentimientos y todo lo que es para mí. Me reanima saberlo
dentro de mi corazón. Lejos mi libertador no tengo ni descanso ni sosiego;
solo espanto de verme tan sola sin mi amor de mi vida. Usted merece todo;
yo se lo doy con mi corazón que palpita al pronunciar su nombre. (P)
Manuela, que lo ama locamente”.
Los que han leído el epistolario “Las más hermosas cartas de amor de
Manuela a Simón”, saben que en cada página vibra la pasión y el amor. Del
talento literario y goce expresivo de Bolívar dan cuenta fragmentos tales
como: “Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también quiero verte y
reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los
contactos”.
Muchas de las cartas y documentos publicados en este volumen, hasta hace
muy poco, eran prácticamente desconocidos en Venezuela. Una buena parte
están tomados de los papeles salvados que Carlos Álvarez editó en Ecuador y
los dio a conocer al mundo.
En otra de sus misivas Manuelita, expresa a libertador: “Por su amor seré
su esclava si el término amerita, su querida, su amante; lo amo, lo adoro,
pues es usted el ser que me hizo despertar mis virtudes como mujer. Se lo
debo todo, amén de que soy patriota”.
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